En boca del mentiroso, lo cierto se hace dudoso... (mitomanía a la órden del día)
Resulta creíble una persona que miente con "tal naturalidad, como don de familia"? Hablo de la "fiscalizadora equina"; sí, la que se toma un tetra y no reconoce ni a su abuela. La "gran asociación de dos" de la que consta RdS, resulta tan confiable como abordar el Titanic en su viaje inaugural... "La Gaby", aparte de imitar a su primo del Far West en sus amenazas veladas, es maestra tambien en el dudoso arte de "chapear". Lo viene haciendo desde hace ya bastante tiempo y no trepida ni ante la policía, a la que en una ocasión le inventó un nombre y dió como documento la cifra de 38 millones... Es refrescante oirla con su desenfado habitual y su tono almibarado, hablando de mentir a lo chino; total "los negros no entienden nada"... Todo está justificado para esta señora grande que actúa como una quinceañera beoda. Como iremos viendo, no solo le miente a los carreros y a la policía. Nada mejor que las propias palabras para desenmascarar a las personas cuando nos venden una imágen escondiendo la verdadera, que en estos casos resulta ser de lo más abyecta y deprimente. Importan los caballos o la imágen que con tanta palabrería nos paisajean en el muro de su "proto-ong en trámite"? Es acaso, por propia descripción hiperbólica, la Dian Fossey de los equinos? Lo más lógico es esperar que una persona mitómana, dada a mezclar alcohol con pastillas y con la moralidad de un marinero de Zanzibar esté dispuesta a cualquier cosa, no por los caballos, sino por cosas menos sublimes, pero más prosáicas como las donaciones y los gustos burgueses que no deja de manifestar pese a su novísimo entusiasmo populísta, que como se verá también, no es más que graffiti para muro de facebook. "Un caballo para mí y otro para mi hijo" parece ser la consigna oculta tras la grandilocuencia sensiblera y Poldy Birdiana. Y no es sorpresa cuando uno recuerda su publicación premonitoria de "No me pienso morir sin tener una casa de campo y dos caballos"... Lo que sí me maravilla es que en estos tiempos de ajuste feróz, la "compañera Gabyota" se las ingenie para comprarse un auto y un caballo con sus arreos, después de vender cama y bicicleta; todo esto, sin abjurar de su nueva y tan declamada filiación kirchnerísta. Porque a la "Hermana Gabyota" cualquier colectivo la deja en la puerta y lo mismo te canta un tango, que te baila un garrotin. Acá, o hacés las cosas bien y con transparencia, o sos un trucho y un vivillo. No hay medias tintas, ni tampoco excusa para defraudar a sabiendas la confianza de la gente y montarte al show del caballito sufrido para sacar réditos.